
Cuando alguien rompe un corazón el daño se hace, no importa cómo ni cuándo. Un daño que no se repara por mucho que lo intentes, un daño que no se cura con el tiempo. Cuando un corazón se rompe no hay nada que lo arregle, esa marca siempre se queda ahí, burlándose de ti por haber sido tan estúpida de creer que ese alguien te quería cuando no era así. Y sufres, sufres más que con cualquier otra cosa, aún le faltan cachos a tu corazón roto. Le faltan esas pequeñas cosas que le hacen funcionar, le falta amor. Ese amor no hará que tu corazón se repare. Simplemente entra dentro de las heridas aliviando el dolor que causó la rotura. A veces en una ruptura ni siquiera llega a romperse el corazón, tú crees que sí está roto pero no lo está. A lo mejor simplemente tienes ese dolor de la ruptura pero te das cuenta que realmente esa persona no merecía la pena y no te ha roto nada. Solamente hizo daños por fuera, no por dentro. A lo mejor esa persona a la que amabas realmente no la amabas, simplemente fue un bache que te puso la vida para hacerte más fuerte. A lo mejor esa persona que te hizo daño, después de todo, no te llegara a importar lo suficiente como para agrietarte el corazón. Tú solo piensa si realmente esa persona merecía la pena.Porque como una persona te haya hecho daño de verdad y haya roto tu corazón, no hay marcha atrás. Porque, al fin y al cabo, siempre hay un pedazo de tu corazón que se queda con la persona que te hizo daño..
No hay comentarios:
Publicar un comentario